Los bacteriófagos como terapia alternativa a la antibioterapia




Los bacteriófagos son un tipo de virus descubiertos a principios del SXX y que se caracterizan porque infectan y parasitan únicamente a las bacterias constituyendo éstas sus hospedadores naturales. A estos organismos se les puede considerar elementos antibacterianos capaces de regular las poblaciones de bacterias  en la naturaleza.
Estos virus, al igual que otros, se unen a un receptor existente en la superficie bacteriana e inyectan su material genético que luego se replica aprovechando la maquinaria biosintética de la bacteria.
Existen dos posibles ciclos biológicos de los fagos: el ciclo lisogénico y el ciclo lítico. En el primero, el material genético se inserta en el genoma de la bacteria y permanece en estado latente, por lo que estos fagos no resultan de interés para la terapia alternativa a los antibióticos en la que centramos este trabajo. Únicamente interesan para ello los que realizan el ciclo lítico y que se caracteriza porque tras la formación de la progenie viral se produce la lisis y muerte de la bacteria infectada.
Las moléculas fágicas en cuestión son las endolisinas y en ellas, en su efecto, es donde reside el fundamento de esta alternativa que se nos presenta en el empleo de los bacteriófagos como método antimicrobiano alternativo a los antibióticos. Es este método, conocido como fagoterapia, nos hace albergar esperanzas en el tratamiento del número cada vez mayor de bacterias resistentes a los antibióticos. Me gustaría en este punto exponer un dato demoledor y que nos comenta el Dr  Quindós Andrés en su artículo de Investigación y Ciencia de enero de 2020 “Microbios resistentes a los antibióticos: ¿El fin de un milagro terapéutico?”: en casi cuatro décadas (entre 1962 y 2000) no se han desarrollado nuevas clases de antibióticos y los escasos antibióticos comercializados fueron desarrollados en el siglo XX.
En la actualidad el tratamiento de enfermedades infecciosas en humanos mediante productos fágicos está respaldado por los resultados positivos obtenidos en diversos trabajos durante los últimos años. Muchos de los trabajos se centran sobre todo en investigaciones sobre el empleo de productos fágicos frente a bacterias como Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus y Clostridium difficile, responsables de infecciones graves. Otro campo importante de aplicación es en la veterinaria. El uso de antimicrobianos derivados de bacteriófagos en veterinaria tiene también un gran interés, ya que permitiría reducir la utilización de los antibióticos que en la actualidad se emplean y que ya generan inconvenientes por la la aparición de bacterias resistentes. En ese sentido es interesante lo que habla Melinda Wenner en su artículo de Investigación y Ciencia  “Resistencia antibiótica surgida de las granjas”. La autora sugiere que  los nuevos hallazgos revelan que, en las granjas, los genes que confieren la resistencia a los antibióticos se propagan mucho más y con mayor rapidez de lo que los expertos suponían hasta el momento.
Como consecuencia de lo mencionado anteriormente, surge la fagoterapia como sustitución al empleo de antibióticos cuando éstos dejan de ser efectivos. El tratamiento consiste en el empleo de bacteriófagos como bactericidas: un virus  bacteriófago reconoce, infecta y destruye células bacterianas a través de un ciclo lítico como el que describimos anteriormente, en el que acaban por matarlas y fragmentarlas. Es interesante hacer hincapié en que estos bacteriófagos tienen una alta especificidad: pueden llegar a infectar una o pocas cepas de una especie bacteriana, por lo que son inocuos contra células persona tratada y su microbiota. 
En este sentido la fagoterapia tiene como ventajas las siguientes:
Como se liberan cientos de nuevos fagos en la lisis, es posible una única dosis como tratamiento, ya que esa generará la siguiente “dosis” por si misma.
Pueden llegar a lugares donde un antibiótico no puede y eso sirve como posibilidad de tratamiento preventivo. En el presente los bacteriófagos se están utilizando en ensaladas y quesos para evitar su contaminación y las consecuencias de ésta en los consumidores. 
A sus ventajas hemos de añadir que su producción puede ser más rápida que la de los antibióticos y  potencialmente hay un abanico mayor de fagos que de nuevos antibióticos operativos.

Las desventajas serían las siguientes:

Resistencia bacteriana. Las bacterias modifican los receptores por los que los fagos las reconocen, mutan y dejan de ser reconocidos.
La lisis bacteriana libera endotoxinas que pueden ser perjudiciales para el paciente. 
Alta especificidad de los fagos, lo que implicaría la perfecta identificación de las bacterias “diana”.
A nivel regulatorio, a pesar del interés político, hay en la actualidad muchas trabas  con plazos de tiempo demasiado largos para su debida aprobación, lo cual frena su desarrollo.

Para acabar hemos de señalar que entre otros inconvenientes a los que se enfrenta la fagoterapia nos encontraríamos con las dificultades que existen por parte de las farmacéuticas en cuanto a preparación para  suministro de fagos bajo pedido, fagos a la carta y la percepción negativa asociada al empleo de virus como tratamiento. Es probable que en un futuro no muy lejano muchas de estas cuestiones se vayan aclarando. La realidad lo pide a gritos.

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