Evolución de la gripe A (H1N1) como pandemia

        La  Organización  Mundial  de  la  Salud  declaró el  11  de  junio  de  2009, como establecida  la  situación  de  pandemia  debida  a  un  nuevo  virus  gripe  A  (H1N1)  de  origen  porcino.  El  virus  empezó  a  producir  casos  de  gripe  en el mes de marzo en México, y a partir de mediados de abril en 6 semanas se ha extendido por todo el mundo.
     La  pandemia  ha  producido  en  los  países  de  clima  templado  2  ondas  epidémicas.  La  primera  se  desarrolló desde mediados de abril hasta mediados de agosto y afectó, en primer a lugar a México y Estados Unidos saltando luego a España, Reino Unido, Japón y otros países del hemisferio norte. Unas semanas después, coincidiendo  con  el  inicio  de  la  estación  gripal,  afectó  a  los  países  del  hemisferio  sur,  en  especial  Argentina,  Chile,  Australia y Nueva Zelanda, en los que concluyó a finales octubre. La segunda ola se ha desarrolló en el hemisferio norte, iniciándose a comienzos de septiembre en Estados  Unidos  y  México para extenderse  unas  semanas  más  tarde  en  los  países  europeos. La segunda ola fue mucho más intensa que la primera. Veamos con un poco mas de profundidad su desarrollo.
En los días 28 y 30 de marzo de 2009, un niño y una niña de 9 y 10 años, que residían en el sur de California, empezaron a presentar síntomas de un cuadro gripal que tuvo un carácter leve. En sus muestras  respiratorias  se  detectó  un  nuevo  virus, el  influenza  A  (H1N1)  de  origen porcino. El 17 de abril, el gobierno de Estados Unidos comunica este hallazgo a la OMS. Se hace hincapié en que los niños no habían tenido contacto con cerdos,  en que vivían  en  localidades  distintas  y que no  poseían  ningún  vínculo  epidemiológico común. Algunos familiares de los niños también presentaron  síntomas  de  gripe, aunque  no  se  les  tomaron  muestras.  Ante  la  ausencia  de  exposición  a  cerdos,  se  sospechó  que  la  infección  se  debía a la existencia de transmisión viral de persona a persona en la zona.

El 27 de abril, la OMS eleva el nivel de alerta pandémica de fase 3 a  4,  después  de  verificar  la  existencia  de  transmisión  interhumana  capaz  de causar  brotes  en  el  ámbito  de  la  comunidad  en  México  y  Estados  Unidos.  Un día más tarde  Canadá  notifica  6  casos  confirmados  y  España  2,  mientras  que  en  Estados  Unidos  los  casos  eran ya 64; todo ello significaba que la infección se diseminaba rápidamente. El 29 de abril, la OMS eleva la alerta de pandemia a la fase 5 para en  sólo  6  semanas.  La  diseminación  se  produjo  de  forma  rápida  e  intensa  en  abril,  pues alcanzó la mayor parte de países de Europa, zona este del Mediterráneo  y  Nueva  Zelanda.  En  sólo  6  semanas,  a  partir  de  mediados  de  abril,  el  virus  ya se había diseminado  prácticamente  por  todo  el  mundo. Durante el mes de mayo alcanzó Brasil, Venezuela, Australia, Japón y China, así como muchos países del sudeste de Asia y  este  de  Europa.  En  junio  se  extendió  ampliamente  por  Chile  y  Argentina,  y  en  julio  alcanzó  diversos  países  del  norte  y  centro  de  África. El 11 de junio la OMS elevó la fase de alerta de pandemia de la 5 a la 6, decretándola como pandemia establecida, tras verificar la existencia de transmisión comunitaria abierta en México, Estados Unidos, Canadá, Chile,  Australia  y Reino  Unido. En  todos  estos  países,  era  imposible  definir las cadenas de propagación interhumana, hecho que señalaba la existencia de diseminación activa en la población. En diciembre de ese mismo año se da por concluida aunque la actividad gripal persista.
        Para evaluar su trasmisibilidad hemos de analizar su valor de Ro.  Este valor según un informe de la OMS corresponde a una estimación de entre 1,2-1,7 pudiendo variar según los contextos. Por ejemplo en México se le han calculado valores de entre 2-3 mientras que en Canadá lo estimaron e torno a 1.31. Estos datos señalan una transmisibilidad ligeramente superior a la de la gripe estacional y similar a la de las anteriores pandemias.
Los datos analizados han puesto en evidencia que los  grupos  más  afectados  han  sido  los  niños,  jóvenes  y  adultos  de  menos  de  30  años concentrándose la mortalidad en las personas de 20 a 50 años. 

Este trabajo ha sido elaborado a partir de los datos presentados la revista Archivos de Bronconeumología en 2010 por Josep Vaqué y sus colaboradores del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Universitario Vall d’Hebron, Universidad Autónoma de Barcelona. 


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