Midiendo el Frikismo en el deporte.

      Con esto de ir cumpliendo añitos y de tener que cuidarse uno… se van abriendo inexploradas ventanas al “frikismo” en torno a la realización del necesario ejercicio físico. En concreto me referiré a ejercicios como correr o ciclismo donde uno sin darse cuenta puede ir desarrollando esa particular característica hasta niveles insospechados. Pero ¿cómo cuantificamos ese grado de frikismo? ¿cuánto de friki me he vuelto en estos años de actividad física?. 
Sabemos que el frikismo no es una magnitud física que podamos medir, al menos directamente, por lo que para aproximarnos a su determinación nos interesa tomar medidas de magnitudes físicas que sí podamos cuantificar. Para eso disponemos en la actualidad de unos aparatos que ya los querría para sí el mismísimo Capitán Cook para sus exploraciones de ultramar, los dispositivos con GPS incorporados.
Con los citados dispositivos podemos medir distancias y velocidades, empleando las unidades que creamos oportunas, con  unos niveles de precisión que aunque no infalibles, nos permiten registrar las magnitudes que nos interesan. En este caso del ciclismo o running solemos utilizar la distancia, la duración, el ritmo, la frecuencia cardíaca y el gasto energético. Las unidades en cuestión y que manejamos intuitivamente son la distancia en km, el tiempo en horas, minutos y segundos, el ritmo en minutos por km, la frecuencia cardíaca en latidos por minuto y el gasto energético en kilocalorías. La precisión de las medidas de longitud están basadas en el posicionamiento GPS que en la actualidad afina en buenos dispositivos hasta los 3m en horizontal. La determinación de la frecuencia cardíaca, en latidos por minuto,  tiene una precisión  también aceptable para nuestro objetivo y el gasto energético se calcula en función de la frecuencia cardíaca relacionada con nuestro peso, talla, edad, intensidad y tiempo de ejercicio.

Con todos estos parámetros que podemos medir regularmente con nuestra actividad vamos sumando y generando una registro con el número de sesiones semanales, kilómetros, velocidades, calorías quemadas, tiempos… y ahora es cuando llega el momento de cuantificar el grado de frikismo en el que estamos inmersos. Si estamos continuamente calculando los km que hacemos semanales, las calorías que quemamos, si analizamos si cada vez los hacemos  más rápido y a menor frecuencia cardíaca, si colgamos estas actividades en redes sociales específicas (strava) para compararnos con otra gente y ver cómo evolucionamos hasta el grado de que nos pueda afectar anímicamente… la medida exacta no la tenemos, pero si que podemos tener claro que nuestro grado de frikismo es elevado y que hemos de pensar en quitarnos ese diabólico aparato con GPS de las manos y de no cometer “el error de intentar medirlo todo”.

Comentarios

  1. Ja ja ja, muy bueno.
    Por cierto, el gasto energético es dificilísimo de medir de verdad. Esas aplicaciones lo estiman calculando a partir de otros datos primarios (distancia recorrida, peso, etc.) que sí miden o te piden que introduzcas como variable.

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